Alhuey, Angostura; a 09 de junio de 2025.- Con la tristeza de perder una amiga que murió tras el percance del tráiler que arrollo la caseta de cobro, y agobiada por el susto, Rosalinda decide renunciar a su trabajo en Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Tan solo pensar que pudo ser ella la víctima del accidente del tráiler, que la noche del domingo se impactará contra la caseta de cobro en la autopista Benito Juárez “La Costera” en la sindicatura de Alhuey, la aterroriza.
“Mis hijos ya no quieren que siga laborando aquí, vengo a renunciar”, comenta Rosalinda al tiempo que fijaba su mirada hacia el lugar donde horas antes había una caseta donde cobraban el peaje, y que un camión de carga quizá por la negligencia de un conductor o por la falla mecánica de la unidad, ya no se encontraba en el lugar, no solo se llevó la casete, con ella también la vida de dos de sus compañeros.
“Mis hijos ya no quieren que siga laborando, es mucho el riesgo que pasamos aquí, las 8 horas en riesgo, porque los traileros llegan en sus unidades a gran velocidad y en ocasiones hasta se pasan la caseta sin pagar, argumentan que porque la carretera está en mal estado” comentó.
“Eso es doble trabajo para nosotros, porque tenemos que levantar un reporte por cada carro que se va sin pagar”, aseguró.
Curiosamente en ese momento que platicaba, pasó un autobús de la línea Norte de Sinaloa, con el número 471, que en varias ocasiones se ha ido sin pagar.
“Mire ese camión, varias veces se va sin pagar, reniegan porque la carretera está en mal estado, y nosotros llevamos el regaño, ahorita parece que pagó tal vez porque miró muchas patrullas de la Guardia Nacional”, comentó.
Rosalinda de nueva cuenta mira hacia la caseta y nos comenta que ella salió a las 4 de la tarde del domingo de su turno, y estaba en la misma caseta donde sus compañeros Mónica Irene y Martín, fueron arrollados.
«No puede ser, el solo pensar que le puedo haber tocado a uno, pienso en mis hijos», decía.
Su decisión estaba tomada, llegó muy temprano para hablar con su supervisor, para presentar la renuncia, tiene 9 años trabajando, sorteando la suerte, por un sueldo que solo le alcanza para sobrevivir y un seguro de vida de 150 mil pesos, que no remedia nada de morir en riesgo de su trabajo.
Ese mismo tiempo laborando, 9 años, tenía Mónica Irene Sánchez.
Junto a Rosalinda, estaba una excompañera, que hacía poco más de dos semanas que había renunciado a la caseta de cobro, puesto que le dieron a Martín, que llegó a pedir trabajo al saber que había una vacante.
Su ex compañera no paraba de llorar, tal vez al pensar que ella hubiese estado ahí en ese turno, en esa caseta, por ello da gracias a Dios por esa nueva oportunidad de vida. (Con información de Tercia de Grillos)