New York, Estados Unidos; a 18 de octubre de 2024.- Entró cojeando, escoltado y custodiado por cuatro agentes que no lo perdieron de vista en ningún momento. Estaba vestido con el uniforme caqui de la cárcel, llevaba el pelo largo y la barba crecida y cubierta de canas. Se le veía disminuido físicamente, aunque también estaba sorprendentemente sonriente y por momentos, aturdido.
Así lució este viernes Ismael “El Mayo” Zambada en su primera audiencia con el juez Brian Cogan, el mismo que condenó a Joaquín El Chapo Guzmán y al exsecretario Genaro García Luna. El capo de 76 años no pronunció una sola palabra en el tribunal y se aferró a un audífono colocado en su oreja izquierda para seguir la causa criminal en su contra.
La vista duró apenas unos 15 minutos y se celebró en medio de fuertes medidas de seguridad en la corte de Brooklyn, Nueva York. Cogan, protagonista de la ofensiva judicial de Estados Unidos y azote de los narcos mexicanos, reconoció la naturaleza compleja del caso y dijo que era elegible para la imposición de pena de muerte por la gravedad de las acusaciones contra el cofundador y jefe de jefes del Cartel de Sinaloa.
Está previsto que El Mayo comparezca otra vez el próximo 15 de enero.
La Corte del Distrito Este de Nueva York estaba repleta y las expectativas eran enormes. Se colocó un arco detector de metales afuera de la sala, donde confluyeron decenas de periodistas, agentes de seguridad y funcionarios estadounidenses. Cuatro elementos del Servicio de Marshals de Estados Unidos con camisas polo color verde olivo y cara de pocos amigos fueron los encargados de trasladar al capo por el pasillo que conecta los calabozos donde permanecen los acusados con el tribunal. Por lo menos se desplegó a otros tres agentes armados para vigilar a los miembros del público, que miraban en todas las direcciones y cubrían todos los ángulos al interior del recinto.
“Ok, estamos listos”, dijo una de las ayudantes de Cogan para que ingresara El Mayo, en punto de las once y cuarto de la mañana, informó El País.
El elusivo narcotraficante, que no pisó una cárcel en más de cinco décadas de carrera criminal hasta su captura el pasado 25 de julio en Nuevo México, se abrió paso con calma y sonrió al saludar a su abogado, Frank Pérez, el hombre de todas sus confianzas.
La imagen del narcotraficante ha cambiado drásticamente en comparación con la foto que se filtró tras su detención en el aeropuerto rural de Doña Ana. El bigote ralo y el cabello teñido de negro que lo caracterizaron quedaron atrás. Ahora, largos mechones de canas cubren su cabeza y una calva pronunciada unos centímetros por encima de la nuca. Tiene una barba blanca y cerrada, y llama mucho la atención la forma de su nariz, objeto de una evidente rinoplastía. Su estado de salud ha sido uno de los puntos más debatidos alrededor de la figura de El Mayo, después de que la DEA asegurara a principios de este año que estaba enfermo.
(Con información de El País)