El Salvado; a 05 de enero de 2024.- Nayib Bukele cosechó el domingo una victoria aplastante en las elecciones de El Salvador.
El presidente gobernará el país centroamericano otros cinco años después de haber conseguido el 85% de los votos, según los datos que ha hecho públicos él mismo sin esperar a la difusión de los resultados oficiales del Tribunal Supremo Electoral ―los datos del escrutinio, situado en el 70,25%, dan una amplia victoria para Bukele, que multiplica por más de 10 el número de papeletas del segundo aspirante, el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional).
Un resultado inaudito que certifica la defunción de cualquier atisbo de oposición. Además, su partido, Nuevas Ideas, ha arrasado también en la Asamblea Legislativa, donde contará con 58 de los 60 diputados, siempre según los datos del presidente. Esto le permite continuar el tiempo que quiera con el régimen de excepción con el que ha desarticulado a las pandillas y ha enviado a prisión a más de 70.000 personas.
Los seguidores de Bukele celebraron la victoria por las calles ondeando banderas y parando el tráfico. El cielo estrellado de San Salvador se iluminó momentáneamente por los fuegos artificiales.
No ha habido ninguna sorpresa. Bukele, de 42 años, es inmensamente popular por haber rebajado al mínimo durante su Gobierno los homicidios y las extorsiones.
El Salvador ha dejado de ser, de golpe, uno de los países más peligrosos del mundo. Las maras, que aterrorizaron a la población durante décadas, han sido desarticuladas, según los expertos en seguridad.
Las organizaciones humanitarias, sin embargo, han denunciado que esa política de mano dura se ha llevado a cabo vulnerando algunos de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Los detenidos no tienen apenas contacto ni con sus familiares ni con sus abogados. En el Cecot, la prisión construida por el Gobierno para albergar a supuestos terroristas, se entra con facilidad, pero resulta casi imposible, a día de hoy, ver de nuevo la luz del día.
Nada de esto ha tenido ninguna incidencia en la campaña. Bukele achaca las críticas a un enemigo exterior al que identifica con las oenegés, el filántropo George Soros, los medios de comunicación y una corriente liberal que quiere perjudicarlo.
(Con información de El País)