Culiacán, Sinaloa a 31 de enero de 2023.- Como un instante de terror, relatan los pasajeros que sobrevivieron al camionazo de Elota, el que vivieron en su intento de salir de la unidad en llamas, luego del accidente registrado la madrugada de ayer en la maxipista Mazatlán-Culiacán.
A las afueras del Hospital Pediátrico de Sinaloa se encuentra la señora Erika Vianey Camacho López, madre de Aarón Adrián, adolescente de 14 años, sobreviviente de este accidente, quien se encuentra hospitalizado tras sufrir severas quemaduras y mantenerse conectado a un ventilador artificial.
Su semblante se muestra triste pero en ningún momento pierde la fe que Dios de nueva cuenta le hará el milagro de salvar a su hijo, tal como en el 2016 cuando después de una larga lucha recibió un trasplante de hígado.
Cuenta que hace unos días su esposo, quien afortunadamente se encuentra bien, solo con algunos golpes, acudió con su hijo Aarón Adrián a la ciudad de Guadalajara para una revisión médica y posteriormente comieron juntos con el equipo de cirujanos que lo valoró.
Partieron de Guadalajara y en la mañana ella al no tener más contacto con su esposo ni hijo durante la madrugada, al no entrar llamadas ni mensajes, decidió acudir a recogerlos a la Central de Autobuses de la ciudad de Guamúchil, pues ellos son originarios de Alhuey, Angostura, pero nunca llegaron.
Más tarde su esposo le comunicó que habían tenido un accidente, pero que se encontraban bien, sin mencionar detalles sobre las personas que murieron ni la gravedad que presentaba su hijo.
“Fatal me sentí, muy mal como se puede sentir una madre cuando su hijo está accidentado, pero yo creí que estaba bien, pero el doctor que dice tu hijo viene grave. Mi esposo siempre me dijo que estaba bien y al llegar aquí me dijo está grave y no puedo darte esperanza alguna”, contó.
Tras el accidente para esta familia ya nada volvió a ser igual. Esta madre de familia asegura que su esposo, quien presenta diversos golpes en el cuerpo, no logra conciliar el sueño pues aún recuerda los gritos de desesperación de las personas en el intento de abandonar el camión.
Le contó que trataron de quebrar los cristales del autobús con una herramienta para primeros auxilios que contaba la unidad pero nunca lo consiguieron, por lo que optaron por pegarles patadas hasta lograr abrir una de las ventadas del segundo piso de la unidad, pues en la primera planta desafortunadamente no hubo sobrevivientes.
“Abrieron una ventana y por ahí la gente empezó a brincar. Él brincó y después brincó el niño y lo cacho, pero dice que la gente entró como en pánico, se jalaba una con otra, no podían salir, porque el que se quería salir otro lo jalaba, fue un instante de terror , aún no puede dormir, dice que cierra los ojos que huele el camión y que mira todo”, expresó.
Esta madre de familia confía que a pesar de los pronósticos adversos, Dios escuchará de nuevo sus plegarias y le permitirá estar pronto con su hijo.
Se espera que en los próximos días con apoyo de un organismo sea trasladado a un hospital en Estados Unidos donde recibirá atención especializada por las quemaduras y posible daño pulmonar.